sábado, noviembre 17, 2007

INMIGRANTES, RACISMO Y GLOBALIZACIÓN: BREVES NOTAS


Varios participantes en este blog han remitido comentarios directos y a mi e-mail con oportunas ideas sobre los temas de racismo, extranjeros, inmigrantes y relaciones sociales, gracias especialmente a Eduardo Guerrero de Colombia, Pablo Cingolani de Bolivia y Marina Cracco de Uruguay.


Un primer grupo de comentarios alude a la necesidad de que los extranjeros inmigrantes tengan la voluntad y a la vez la oportunidad de adaptarse a las sociedades que los acogen. Un segundo grupo de comentarios es insistente en la necesidad de reconocer que los prejuicios y las acciones racistas no son “patrimonio” exclusivo de las sociedades europeas y norteamericanas, el racismo está muy extendido en América Latina.


A continuación algunas reflexiones sobre estos temas en las entradas: Adaptación, inmigración, convivencia y Racismos latinoamericanos.

Alex Rivas T.

-Foto: Ricardo Ramírez Arriola. Pie de foto textual: "la policía detiene a un sospechoso de ser inmigrante ilegal en las calles de Amsterdam". (Tomada de Agenda Ires y venires, Ciesas, México D.F., 2004).

ADAPTACIÓN, INMIGRACIÓN, CONVIVENCIA


Alex Rivas T.

Ablaciones del clítoris o clitoridectomía, conflictos por el uso del velo islámico en escuelas públicas, debates sobre la construcción de mezquitas con minaretes, críticas al corte de pelo en parques públicos, prohibición de uso de crucifijos en empleados de compañías aéreas, violencia callejera, pandillas juveniles, altercados y más. Son solo algunos de los eventos que dibujan el inacabado y complejo proceso, que en ocasiones, acompaña el encuentro entre poblaciones inmigrantes y sociedades europeas a inicios del siglo XXI. No se trata de procesos generalizados (gran parte de los inmigrantes se encuentran en proceso de integración) aunque tampoco son eventos aislados.


La adaptación de la población inmigrante precisa tanto de la voluntad de integración por parte de los conjuntos de inmigrados, como de mecanismos públicos de acogida en los países centrales: aprendizaje del idioma, conocimiento mínimo de los marcos legales, ejercicio de deberes y derechos, espacios de interacción y relación interétnica, inserción laboral, otros.¿Pero qué sucede cuando la población inmigrante se muestra poco abierta a la adaptación?, ¿Qué caminos quedan cuando los inmigrantes no cuentan con mecanismos oficiales que la faciliten la integración?, ¿Se puede aceptar prácticas violatorias de los derechos humanos (la ablación del clítoris por ejemplo) por su raigambre cultural?.


Una visión en exceso multicultural promueve la necesidad de que las comunidades de extranjeros vivan y reproduzcan sus propias normas, costumbres y tradiciones en territorios de países de acogida. En oposición, una visión en exceso integracionista resalta la necesidad de que los inmigrantes abandonen vertiginosamente sus matrices culturales y se integren en las nuevas costumbres, tradiciones y normativas. ¿Cuál de las dos visiones facilita más la integración social y el desarrollo de valores democráticos? (la tolerancia, la equidad, la solidaridad, la participación, la legalidad, otros). Las respuestas no son ni definitivas ni concluyentes: el debate global sobre este tema es profuso, complejo y apasionado.


Para la construcción de sociedades plurales en ambientes democráticos son indispensables espacios diversos: educativos como la escuela, económicos como el mercado laboral, legales como el acceso a derechos sociales, económicos y culturales -salud, vivienda, seguridad-, y otros. Los mejores amigos de pluralidad son los ambientes de legalidad, oportunidades, respeto y tolerancia.¿Y ustedes que opinan?: ¿Es posible la convivencia de las diferentes identidades culturales?, ¿La inmigración internacional actual colabora con la globalización o al contrario: demuestra la existencia de trabas para alcanzar una ciudadanía planetaria?

-Imagen: Grabado de 1595 de un ingenio azucarero titulado "Collectiones Peregrinationum" de Theodore de Bry. Ilustra el trabajo negro esclavo en cañaverales del Nuevo Mundo. (Tomada de Inmanuel Wallerstein, El moderno sistema mundial, Tomo I, Siglo XXI, 10ma. edición, México, D.F., 2003).

RACISMOS LATINOAMERICANOS



Desde mi infancia en Ecuador siempre me sobresaltó la forma a menudo despectiva, peyorativa o sobreprotectora que parte de la población demostraba hacia hombres y mujeres indígenas y negros; en algunos casos los prejuicios racistas se expresaban indulgencia: “indiecitos pobrecitos, no tienen nada”; en otros casos los tintes excluyentes dominaban: “los indios son atrasados, no son civilizados, no son como nosotros”; había también momentos para el odio y el rechazo racista: “indios de mierda, vienen a ensuciar la ciudad”; algunas personas en su búsqueda de soluciones los subordinaban aún más: “a nuestros indios hay que educar, viven en la ignorancia”. Recuerdo que había quienes “castigaban” con comentarios ofensivos a personas con apellidos o rasgos indígenas, en ocasiones los prejuicios racistas tomaban giros dramáticos si se trataba de hombres o mujeres negros: “son vagos y ladrones”. Así de escandalosos son los recuerdos que tengo sobre los prejuicios y las acciones racistas en mi país.


Conforme fui creciendo y conocí otras sociedades latinoamericanas, descubrí que los prejuicios en contra de la población indígena y negra no constituían un patrimonio ecuatoriano: en México ocurría otro tanto, en Perú la situación era similar a la del Ecuador, en Chile, Bolivia, Nicaragua, Paraguay, Argentina, Brasil y en casi todos los países de América Latina sucedía más o menos lo mismo. En las Américas la condición de clase, etnia y raza van de la mano construyendo sociedades estratificadas y diferenciadas; las sociedades latinoamericanas son a menudo herederas de los sistemas de castas coloniales, las Repúblicas han fracasado en sus objetivos de integración social. ¿Qué mecanismos volvían tan acentuado el racismo hacia indígenas y negros?, ¿Cómo es que en países republicanos, con legislaciones en su mayoría de vocación democrática, los prejuicios racistas fueran tan marcados y lograban perdurar a través del tiempo?, ¿Qué valores, prácticas cotidianas o ideas hacían (y hacen) posible la reproducción de los racismos?.


Hoy numerosos pueblos indígenas de las Américas se han organizado, levantado sus voces y solicitado público reconocimiento y respeto a sus derechos; este proceso les ha permitido a ellos alcanzar un rol político preponderante y a las sociedades nacionales como la ecuatoriana, mexicana o peruana, desarrollar una mayor conciencia frente al racismo y sus formas. Paralelamente, en algunos puntos de las Américas existen ya iniciativas educativas y legales para contener los prejuicios racistas y transformarlos en valores democráticos, en varios países, Brasil por ejemplo, se aplican programas de discriminación positiva a favor de poblaciones indígenas y negras.


Pero desafortunadamente el racismo no se ha superado. Aún persisten ideas y prácticas racistas y discriminatorias; falta educación y legislaciones que traten y prevengan la exclusión racista. Los pueblos indígenas y negros suelen estar en desventaja educativa y social frente a las poblaciones nacionales. La exclusión social por motivos étnico-raciales sigue siendo una realidad. Hoy algunos organismos internacionales promueven formas de desarrollo diseñadas “culturalmente” identificando tipo físico (raza) o pertenencia étnica con un tipo de negocios (por ejemplo relacionar mecánicamente pueblos indígenas con ecoturismo o con confección de artesanías), ignorando las potencialidades de la educación, la necesidad de movilidad social y la superación de condiciones de subordinación política que debe acompañar a cualquier proceso de desarrollo económico y social.Planteo varias preguntas para ustedes: ¿Qué experiencias de racismo han experimentado o conocen, en dónde, en qué circunstancias?, ¿Basta la educación democrática para desterrar el racismo y sus formas?, ¿Existen marcos jurídicos suficientes para contener y castigar acciones racistas en Latinoamérica?


-Foto: A. Rivas. Desfile por fiestas de Queretaro, México (2003). Reinvindicaciones culturales indígenas en un ambiente dominado por el discurso del mestizaje.

lunes, octubre 29, 2007

Racismos: ¿y ahora qué?


Cuando escribo estas letras varios eventos en apariencia sin relación copan los medios de comunicación de buena parte de Europa (y del mundo): primero, el video de cómo un hombre español de 21 años agredió a una emigrante ecuatoriana de 16 años en el metro de Barcelona; segundo, el triunfo arrollador del partido suizo de la extrema derecha en las legislativas del pasado 21 de Octubre (agrupación autora del polémico dibujo de inspiración racista de “ovejas blancas y negras” que comenté en mi último artículo).

La relación entre ambos eventos tiene que ver con los extranjeros. En el primer caso, una cámara de seguridad de un tren subterráneo de Barcelona captó como un hombre increpa, insulta, manotea y patea a una joven mujer morena que viajaba sentada en solitario al interior de un vagón; lo peculiar de la agresión es el sentimiento de odio que aflora en su autor al constatar la presencia de una extranjera en el mismo espacio público que él. En el segundo caso, el triunfo del partido político suizo (que promueve como nacionales valores asociados a la autonomía, el anti-europeismo, el conservadurismo, el orgullo de una identidad cultural neutral, la defensa de los capitales privados, entre otros) que define como básica una agenda claramente xenófoba negando la posibilidad de nuevos asilos políticos, la construcción de nuevos minaretes (torres de las mezquitas musulmanas) y con intenciones de convertir en política pública un prejuicio racista que asume como “honesta” a la piel blanca frente a la “delictiva” piel obscura.

Para los latinoamericanos y otros extranjeros que vivimos en Europa estas noticias nos encaran con una tendencia continental cada vez más creciente: la emergencia de valores nacionalistas que propugnan la superioridad de las razas nacionales-regionales europeas frente a las extracomunitarias (latinoamericanas, asiáticas, africanas, orientales, otras). En definitiva y en palabras sencillas, nos vuelven público lo hasta ahora soterrado, informal, marginal: el racismo. Ideas racistas que recuerdan viejos prejuicios que en otras épocas sirvieron para dar fundamento a proyectos políticos como el nazismo (1933-1945), endebles argumentos ideológicos (superados desde la ciencia) que, según la coyuntura social, aparecen y desaparecen para recordarnos lo ajenos que somos a este continente (aunque seamos imprescindibles para sus exitosas economías...)

Si bien el caso del racista del tren ha merecido la censura de gran parte de la opinión pública de España e Iberoamérica, aún es escasa la aplicación de una política pública que establezca sanciones y que a la vez impida el florecimiento del germen racista: el atacante barcelonés está libre. En el caso de Suiza, la realidad invita a tomar los análisis y el futuro con sumo cuidado: podría suceder que una vez en el poder legislativo, la extrema derecha convierta en política nacional sus propios prejuicios racistas y que con el tiempo se dinamite el andamio multicultural que sostiene la convivencia social. En la Confederación Helvética, una acelerada utilización de discursos nacionalistas, ha extendido sino el odio, sí el miedo hacia el extranjero.

Parecería que Europa no logra aún desarrollar formas de integración social que eviten o disminuyan el florecimiento de prejuicios, xenofobia y actitudes racistas; si a esto sumamos que la llegada de extranjeros es cada vez mayor y que sus colectivos son cada vez más públicos, las presiones y tensiones entre los diversos grupos sociales irá in crescendo. ¿Están los sistemas jurídicos europeos listos para contener acciones racistas?, ¿Son suficientes las acciones culturales (ferias, presentaciones artísticas) que a menudo organizan municipios y cantones para prevenir actitudes racistas?, ¿Qué rol deberían cumplir las escuelas públicas en la prevención de acciones racistas?, ¿Qué instancias legales o instituciones protegen a los emigrantes y extranjeros de posibles acciones racistas?.

Con los casos del racista del tren y el triunfo de las “ovejas blancas” se muestra lo endeble del proyecto europeo de democracia y diversidad social… quizá lo más inquietante es constatar que el manejo de lo público no previene el racismo y lo que es peor: que el poder puede servir para castigar o premiar las diferencias raciales.
¿Y ustedes que opinan?

Alex Rivas
Octubre de 2007

Fotos: elpais.es

martes, agosto 28, 2007

OVEJAS BUENAS, OVEJAS MALAS



Hace varias semanas en mi buzón recibí publicidad política sobre una iniciativa popular (referéndum o plebiscito) propuesto por uno de los partidos de la derecha suiza. En la nación helvética no es extraño recibir abundante información de partidos y movimientos sociales; Suiza se distingue por un antiguo régimen de “comunas” y “cantones” (municipios y provincias respectivamente como diríamos en América Latina y España) en los que la participación social es altamente ejercida y valorada. En esta parte de los Alpes no es extraño votar varias veces al año para decidir sobre temas que van desde leyes nacionales fundamentales hasta asuntos urbanos como el trazado de una vía o el horario de apertura de los supermercados.
Llamó mucho mi atención que el diseño gráfico de la publicidad mostrara tres ovejas blancas agrupadas bajo la bandera nacional Suiza que expulsan, con cara de temor, a una oveja negra, también asustada; incluso una de las blancas “patea” a la negra. La frase que acompaña la promoción de esta iniciativa popular es contundente: “Por más seguridad. Iniciativa popular por la expulsión* de los extranjeros criminales”. La imagen va acompañada de un texto que muestra estadísticas sobre la criminalidad en el país y que busca justificar la necesidad de enajenar de las fronteras nacionales a quienes siendo extranjeros cometan crímenes.
En Suiza es enorme cantidad de población con origen en todos los continentes: el país cuenta con la mayor proporción de población inmigrante de Europa, más del 20% del país es extranjero. Aparentemente las relaciones interétnicas se producen en un ambiente de intercambio e integración a través del sistema educativo y otras formas innovadoras (clubes, exposiciones de arte, fiestas, otras). Si bien existen tensiones producto de la rápida transformación poblacional y étnica experimentada en las últimas décadas, la convivencia parecería estar garantizada en un país amigo tradicional de los derechos humanos y dueño de un modelo de imparcialidad y paz social reconocida en todo el orbe. Cabe preguntarse entonces: ¿Qué está sucediendo para que se plantee la necesidad de expulsión de extranjeros que comentan ilícitos o crímenes?, ¿Porqué emergen viejos íconos gráficos para diferenciar a “pobladores buenos” de “pobladores malos”? ¿Ha entrado en crisis el modelo multiétnico de convivencia?.
Este cuento de las “ovejas malas y las ovejas buenas” ha traído a mi memoria innumerables episodios históricos en los que el extranjero es, en ocasiones, identificado como “indeseable”, “proclive a la delincuencia” o “ajeno a las buenas costumbres”; estos calificativos suelen ir acompañados de prejuicios racistas en los que de común “lo negro”, “lo indígena” o “lo agitanado” sirve para generar una identificación prejuiciada entre raza y comportamiento. Por citar algunos ejemplos globales: en Ecuador, se suele asociar la inseguridad urbana a la presencia de “costeños”, “negros” o “colombianos” (el prejuicio racista a veces cobra formas escandalosas en los Andes: recuerdo como en una ocasión un grupo de miembros de una comunidad afroecuatoriana de visita en Quito fue detenido, cacheado e interrogado en el local de una conocida farmacia… ¡Solo por ir a comprar medicinas¡). Otro ejemplo del mismo talante: las protestas suburbanas ocurridas en Francia en 2006 mostraron como los jóvenes revoltosos, especialmente los de origen africano y árabe, sufrían discriminación laboral y educativa siendo a menudo identificados como “poco educados” o “incultos” por parte de la sociedad gala.
Ovejas blancas, ovejas negras, ovejas multicolor
Buscar la Europa existente hasta mediados de siglo XX en la que coincidían las fronteras nacionales con las lingüísticas y con rasgos físicos (raciales) es imposible hoy debido a la migración internacional. Europa hoy es multicolor. Para la economía del viejo continente es imprescindible la mano de obra del Tercer mundo que a menudo es “moreno”, “negro”, “indígena” o “agitanado”; a su vez las nuevas comunidades en Europa están modificando no solo las percepciones de identidad sino las condiciones laborales, los mercados culturales y la fisonomía de pueblos y ciudades.
Ante esta realidad: ¿Cabe entonces utilizar la metáfora de las ovejas blancas y las ovejas negras para representar la sociedad y sus problemas?... francamente me parece que no. ¿Qué opinan Ustedes?.

Alex Rivas, Agosto de 2007

* Traduje como expulsión la palabra renvoir del francés, otros significados: despido, devolución, remisión.

NOTAS SOBRE LAS IMÁGENES:
GRÁFICA DE LA PUBLICIDAD POLÍTICA SOBRE OVEJAS BLANCAS Y NEGRAS (www.udc.ch)

FOTO DE ESTA MISMA PUBLICIDAD CON GRAFITTIS Y TACHONES. AUTOPISTA ENTRE GINEBRA Y LAUSSANE.

jueves, agosto 16, 2007

MAUS DE ART SPIEGELMAN Y SU MUNDO ZOOLÓGICO DE IDENTIDADES




El magnífico ilustrador y narrador norteamericano Art Spiegelman (Estocolmo, 1948) logra a través de sencillos e inteligentes dibujos contarnos las peripecias de su padre, judío polaco, en la segunda guerra mundial (Premio Pulitzer 1992, el único dado a un cómic). La historia completa publicada en español por primera vez en 2007 (Barcelona, Reservoir Books/Random House Mondadori) conjuga al menos tres guiones (amen de otras historias intercaladas): primero, el surgimiento del régimen alemán nazi (los gatos), y su política de exclusión-sanción-muerte de lo judío (los ratones); segundo, las peripecias del ratón Vladek que en su lucha por la supervivencia conoce el infierno de la deportación, el hambre y la tortura material y psicológica en Auschwitz; y tercera, las viñetas autobiográficas de propio Art, humano con careta de ratón, que se reconoce como heredero descentrado del sufrimiento de su familia, creador que lucha contra su propia identidad y logra el escape a través del arte del cómic.

Lo curioso de esta obra, a más de la genialidad de los dibujos, el paciente y ordenado relato y del uso notable de intertextos, es que en la grafía la realidad identitaria de los grupos protagonistas es propia del mundo zoológico: los alemanes son gatos (a menudo con expresión de cacería o burla), los judíos ratones (estilizadamente finos en sus formas o más bien flacos), los franceses son ranas (a menudo pasadas de peso), los estadounidenses o americanos, como él autor les dice, son perros (de medianos a grandes, no chihuahuas), los polacos son cerdos a más de otras especies-país como suecos-venados, ingleses- peces, gitanos-mariposas y otros.
En la narración el mundo lingüístico, cultural y nacional de cada grupo animal ejemplifica de forma brillante la forma en que las identidades étnico-nacionales sirven para dominar en unos casos, para obedecer en otros, pero también para huir, provocar indulgencia, sufrir vejaciones y discrimen y a la larga reproducir prejuicios. Aquello de que el mundo moderno se hace de pueblos-étnicos organizados en torno de capitales, estados, bienes, materiales y símbolos cobra pleno esplendor en Maus de Spiegelman. Los límites de su relato son los propios roles que gatos, cerdos, ratones, perros, peces, ranas, mariposas y otras faunas jugaron en los años tristes de la II Guerra Mundial.

Me pregunto entonces: ¿Hemos cambiado desde el lejano 1945?, ¿El mundo sigue siendo ese juego zoológico en que se lucha por la distinción y unos oprimen a otros?, ¿O será que el mundo se ha hibridado, las especies se han mezclado y ya no existen más pueblos definitivos o fronteras posibles?, ¿No será que solo hemos re-escrito la historia de la modernidad con algo más de mestizaje pero con iguales o peores distinciones e inequidades que las de 1945?.

Si inauguramos un siglo XXI con el choque directo entre Oriente-Occidente a raíz del 11S, de la invasión norteamericana a Irak y de los continuos mensajes de los medios de comunicación occidentales en contra de Oriente… ¿No será que el mundo zoológico de Spiegelman está aún más vivo que en 1945?... Y si observamos las masas de migrantes del tercer mundo en el norte de la Tierra haciendo trabajos que gatos, cerdos, ratones, perros, peces, ranas no desean hacer… ¿No será que solamente hemos globalizado la distinción entre las culturas-países para favorecer un sistema jerarquizado escasamente justo o equitativo?
Son preguntas que quedan luego de disfrutar del buen libro (librazo tengo ganas de decir) de Spiegelman…

¿Y Uds. qué preguntas o respuestas tienen?

Alex R.

A PLATICAR DE IDENTIDADES


MUNDOS E IDENTIDADES
¿Y PORQUÉ IDENTIDADES (SOCIALES)?

A platicar sobre identidades sociales través de viajes, relatos, opiniones, artículos de prensa, multimedios, experiencias personales, casualidades, coyunturas, anécdotas, libros, fotos, videos, experiencias oníricas, recuerdos de la infancia, otros recuerdos... sin más intención que platicar, SIN CREAR VERDADES, SIN SER JUECES y SIN MAS PRETENSIÓN QUE COMPARTIR Y DISCUTIR (en buenas).

Yo tengo algunas certezas, muchas dudas e infinidad de preguntas sobre el tema identidades sociales. A veces pienso que el "renacer" de lo identitario ha dado dignidad y futuro a algunos pueblos y grupos pero a la vez, en paralelo, ha fundado nuevas formas de exclusión, distinción y hasta violencia.Para algunos la identidad social (étnica, de género, nacional, religiosa o de cualquier otro tipo, las posibilidades son enormes…) es fundamental en sus vidas, para otros es un tema que pasa inadvertido. ¿Porqué es tan importante para unos y tan sencilla para otros?, ¿Qué se teje detrás de estas modernas y posmodernas ideas?, ¿Para qué sirven las identidades?, ¿Son tan fundamentales como algunos pregonan?, ¿Y si en el resurgir de las identidades sociales estamos creando un mundo aún más conflictivo y separado?, ¿Porqué algunos comportamientos lesivos a la dignidad de los humanos se explican, justifican y aceptan como "de identidad cultural"?,.

Tengo muchas más preguntas pero también reflexiones e historias que contar, fotos que mostrar, artículos que compartir, cómics que presentar... iré planteando un poco de todo desde este Blog.

¿Y que onda con tus experiencias e ideas sobre las identidades sociales?, ¿Le prestas mucha importancia al tema?

Este es apenas el inicio, el “bautizo público” de esta idea.

Alex Rivas